La Nación, diario de la ciudad de Buenos Aires
Tres de cada cinco maestros agrupados en la Unión Docentes Argentinos (UDA) tienen actualmente pedidos de licencia por problemas psicológicos, de estrés o deterioro físico a raíz de la violencia escolar.
Tres de cada cinco maestros agrupados en la Unión Docentes Argentinos (UDA) tienen actualmente pedidos de licencia por problemas psicológicos, de estrés o deterioro físico a raíz de la violencia escolar.
La afirmación surge de una encuesta realizada sobre un universo de 2000 docentes de 17 provincias y de la ciudad de Buenos Aires y dice, además, que el 70 por ciento de los docentes está "preocupado" por los hechos de violencia física y verbal cada vez más frecuentes en las aulas.
La compulsa entre los maestrosfue realizada entre mayo y junio de este año y LA NACION dio cuenta de los primeros resultados en forma exclusiva en julio último.
Sin embargo, y a raíz de estas quejas y opiniones, la agrupación gremial docente presentó ayer un proyecto de ley en la Cámara de Diputados, denominado "Creación del equipo coordinador interdisciplinario centralizado para la erradicación de la violencia en el ámbito escolar", por el cual se impulsa la integración de un núcleo integrado por representantes de los sindicatos docentes, psicopedagogos, psicólogos, asistentes sociales, médicos y abogados para abordar la problemática.
Sergio Romero, secretario general del gremio, denunció ante LA NACION: "No se está educando en un ámbito de paz en la escuela. Los problemas de violencia no son sólo agresiones físicas y verbales".
El dirigente docente afirmó que "hay jóvenes que van con navajas o drogados (a la escuela), a lo que hay que sumar la sobrecarga de alumnos en las aulas y la falta de infraestructura".
Y sostuvo: "El docente promedio se jubila a los 60 años, pero llega a los 50 años con un grave deterioro físico, por eso afirmamos que tres de cada cinco docentes están con licencia psicológica, porque han debido enfrentar algunos de estos hechos violentos".
Otra de las preguntas de la encuesta fue cómo se sentía el docente frente a situaciones de violencia física o verbal dentro del establecimiento escolar, y el 48% contestó "desprotegido"; el 42%, "algo protegido", y sólo el 10% dijo "protegido".
Miedo en el aula
Es decir que si juntamos las dos primeras contestaciones, tenemos que el 90% de los maestros tiene miedo frente a lo que pueda suceder mientras está dando clases.
En este sentido, Romero expresó el temor de los maestros frente a los golpes que suelen propinarles los padres en plena escuela.
La siguiente pregunta del relevamiento nacional fue: "Al acudir a realizar su labor al establecimiento escolar usted siente temor por su integridad física". El 36% respondió que sí; el 28%, no, y el 38% dijo que "a veces".
En cuanto a la posible solución a la creciente violencia en las aulas, ocho de cada 10 docentes especificaron que una nueva legislación nacional podría prevenir estos casos, mientras que sólo el 20 por ciento restante opinó que alcanza con la normativa vigente.
En diálogo con LA NACION luego de la presentación del proyecto de ley, Romero brindó varios ejemplos de la violencia escolar cotidiana. "Ayer (por el martes), a las 17.30, en la escuela N° 61, Juan Lavalle, en la calle Juan Manuel de Rosas 4059 de Rosario, un chico de 11 años salió de la escuela y fue baleado en una pierna aparentemente por un compañero. También en Rosario, en la escuela técnica 470 del barrio Flores, una chica del secundario se desmayó durante el acto del Día del Maestro y cuando fue llevada al hospital se vio que había tomado cocaína minutos antes. Y con todo esto tiene que lidiar el docente".
Romero dice que el Observatorio de Violencia no funciona y que es un recurso burocrático que no se expide nunca: "Para nosotros la principal responsabilidad la tiene el Estado, que ahora está ausente. Lo que queremos remarcar es que se pretende detectar estos actos de violencia antes de que sea demasiado tarde. Porque cuando el docente se capacita, estudia, no figura en su preparación académica analizar los temas sobre la violencia".
Al respecto, tanto Romero como otras fuentes consultadas dijeron a LA NACION que, ante una situación de violencia, el docente tiene que hacer la denuncia a la autoridad pertinente y a la policía de su distrito.
Es frecuente, dijeron las fuentes consultadas, que los maestros tsufran cuadros de ataques de pánico, pesadillas y ansiedad antes de ingresar en el establecimiento donde trabajan.
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